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Ya en 1173, Cherif el Edrissi dijo que «en Játiva se fabrica un papel como no se puede hallar en sitio alguno del mundo, y desde dicha ciudad se exporta a Oriente y Occidente». Así empiezan las primeras líneas que Carlos Sarthou escribe en su crónica sobre «Los papeles setabenses». Puede quedar extraño hablar de “papel” en plena revolución digital, pero nada más lejos de la realidad.

Históricas Industrias Setabenses.

Como se puede leer en la segunda edición de “HISTÓRICAS INDUSTRIAS SETABENSES”, otros autores mencionados acuden a seculares testimonios según los cuales Xàtiva, fue «cuna y emporio» de la fabricación papelera, siendo la primera fábrica de Europa. En Xàtiva, nace en el año 1056, un joven llamado Abu Masaifa Fernán, hijo de padre moro y madre cristiana. En 1071, el joven Abu Masaifa descubrió que macerando la paja de arroz con cola de conejo y extendiéndola hasta secarla, se obtenía una especie de tela maleable, apta para envases y envolturas por su impermeabilidad. El descubrimiento se perfeccionó hasta obtener el exitoso “Pajapier xateví”.

Una floreciente industria.

Definitivamente, aquella floreciente industria pasó a lo largo de los años, y con la ayuda muchas veces de operarios de la ciudad, a Cataluña, Francia e Italia, y a Alemania, para desde estos países introducirse, más tarde, en otros de Europa. La expansión de fábricas dio origen a la invención de muchas clases de papel: vitela, continuo, barba, pergamino, estucado, pluma (ideal para impresión de libros), de aguas, cíceros, lito, cristal, de seda, de fumar, y tantos otros. ¿Y que decir de las filigranas, timbres o marcas de las fábricas papeleras? Si eres profesional del diseño gráfico, o tienes vinculación con el mundo de la edición e impresión, seguro que te habrás detenido a mirarlas. Marcas imborrables en el tiempo. Origen e identidad. Testigos mudos de escritos reales, pensadores, artistas, clérigos, derechos, obras de arte, filosofía, ciencia, acuerdos, operaciones, secretos, música, sueños, conocimiento… ¡Bendito papel!

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