La lectura del libro “Infancia y Arte Moderno”, editado por el IVAM (Instituto Valenciano de Arte Moderno), nos descubre, entre muchas otras cuestiones, que una de las ideas principales de los reformistas de la educación, fue que al niño debía inculcársele una apreciación de la belleza y el arte. Además, las nuevas ideas enfatizaban el valor de enseñar a los niños a expresar sus propias sensaciones de belleza creando objetos atractivos… Si os apasiona el mundo del juguete, os presentamos un breve post en el que hablaremos entre otras cosas, de proyectar jugando, del gran Bruno Munari, y «Taco», nuestro proyecto ganador del premio en la categoría de diseño gráfico «Valencia Crea». Enjoy!
Construir una nueva humanidad
Entonces, ¿cuál es el juguete ideal? Según algunos criterios que también pueden encontrarse en las descripciones de otros promotores de juguetes modernos, los juguetes no sólo han de ser fieles a la naturaleza, también han de poseer formas expresivas poderosas, colores simples y superficies suaves. Las razones para ello son, en primer lugar, el placer de observar sin prejuicios, y segundo lugar, los adultos que contemplan estos juguetes aprenden a mirarlos de una forma diferente.
Bruno Munari: Educación y diseño
Llegados a este punto, detenerse en la figura de Bruno Munari es fundamental. Todo un referente educativo, orientó su búsqueda en el mundo de la abstracción sometida a la sencillez de la experiencia del niño, encontrando en ella enriquecimiento en el proceso y transfiriendo después en manufacturas en apariencia triviales. Su organización rigurosa, pero nunca oprimentes de sus mensajes, hizo que los instrumentos propuestos pudiesen (puedan) ser gozados con gran facilidad por el público (los niños) al que estaban destinados. Podría hablarse mucho de los libros (o no-libros) hasta llegar al Libro Illegibile (Libro Ilegible), 1955, un libro hecho sólo de papel (blanco y negro) cuyas hojas tienen formatos y extensiones diferentes, cortados en líneas horizontales, verticales, diagonales u oblicuas. Es un libro que habla de sí mismo, sin necesidad de palabras, colores, dibujos; un libro que no tienen principio ni final y que puede ser hojeado desde cualquier parte.
La obra de Munari en este campo se explica también con los numerosos juegos realizados a partir de 1960, juegos que nacen con la intención de estimular la imaginación, no deben estar acabados o terminados (como determinados modelos perfectos de auténticas máquinas) porque de este modo no permiten la participación de quién lo disfruta. De ese modo, el rol del maestro no debe ser juzgar si el trabajo está bien o mal, sino expandir la manera en que el alumno percibe la realidad, enseñarle a ver sin corregir. Enseñar a los niños primero a “ver” las cosas, y luego a “interpretarlas”.
Proyectar jugando
Para finalizar, y tomando la premisas de “ver” e “interpretar” como motores de creación, os presentamos nuestro trabajo “Algún tipo de experimento”. Un proyecto experimental que nació con el propósito de acercar y descubrir de manera instintiva y atractiva, el mundo de las letras a niñas y niños.
Una vez claro el objetivo, se barajaron varias posibilidades, una de ellas era la de crear un juego de mesa, aunque acotaba excesivamente el campo de experimentación e interpretación. Durante la búsqueda y manipulación, se hizo presente una sutil idea… Tiras de papel, compuestas de diez cuadrados perfectos, unidos por uno de sus lados. El papel se convierte en el alma del proyecto, por ser un material muy familiar, y la naturalidad con la que llega a manos de los niños. Esas tiras de papel abrían todo un mundo de posibilidades, y la creación de un juego modular con la posibilidad abierta de crear un sinfín de formas, colores, tamaños, y la creación de todo el alfabeto. Todo un descubrimiento en el terreno creativo y de entretenimiento tanto para niños, como para el mundo adulto.
Este proyecto obtuvo el premio en la categoría de diseño gráfico «Valencia Crea» (junto a Ángel Álvarez) y fue presentado en el 1CT (1er Congreso de Tipografía celebrado en Valencia). Años más tarde, cambió su nombre a “TACO”. A partir de entonces, y gracias a su bajo coste, accesibilidad y espíritu integrador, ha servido como herramienta educativa para la ONG valenciana Fundación por la Justicia, en colaboración con colegios senegales.
Si te gustó este post, quizá te interese saber más sobre el proyecto «Monday Revisited».